Cartas que ríen en la oscuridad: el Trickster en el Tarot
- Lola Cerredelo
- 7 sept
- 4 Min. de lectura

El Tarot no es solo un espejo del alma. Es también un escenario simbólico donde se representan las fuerzas que nos habitan: la luz que guía, sí…pero también el caos que despierta.
En ese escenario, el Trickster no aparece siempre con forma reconocible. No se limita a una sola carta, ni a un solo gesto. Pero cuando irrumpe, lo sabemos. Lo sentimos en el sacudón. En la risa nerviosa. En la certeza de que algo va a cambiar, lo entendamos o no.
Hoy abrimos el mazo para mirar de frente a las cartas que portan su energía. Cartas que no buscan agradar, sino desarmar estructuras caducas para liberar potenciales dormidos.
El Mago (I): El Ilusionista del Umbral
El Mago abre el juego. Representa el dominio de los elementos, la palabra que inicia, el gesto creador. Pero también es el prestidigitador: el que puede encantar… o engañar.
Hay algo tricksteriano en su ambivalencia:
¿Está revelando posibilidades… o manipulando la percepción?
¿Guía o embaucador?
Como Hermes, su paralelo mitológico, media entre mundos: el visible y el invisible, lo dicho y lo insinuado.
Cuando aparece, invita a preguntarnos: ¿Desde qué intención estoy creando?¿Desde la autenticidad o desde el artificio?

El Diablo (XV): El Gran Desestabilizador
El Diablo no disimula.Se muestra en lo que duele, en lo que seduce, en lo que encadena. Pero también en lo que libera cuando se deja de negar.
Este arcano encarna al Trickster en su versión más intensa:
Rompe tabúes
Ilumina la sombra
Se ríe de las máscaras morales
Nos confronta con nuestras partes negadas, con los placeres ocultos, con la verdad de nuestros deseos. Y nos invita a integrarlos sin culpa.
No es el mal: es la sombra sin integrar. Por eso incomoda… y por eso también transforma.
La Torre (XVI): El Relámpago de la Verdad
Pocas cartas tienen una energía tan abrupta y necesaria como La Torre. No es una figura. Es un acto. Una intervención. Una caída que no se puede evitar.
Como Loki derribando el orden de los dioses, o como el rayo que parte una estructura sin pedir permiso, esta carta no negocia.
Su energía tricksteriana se manifiesta en lo súbito:
Rompe lo que ya no sostiene
Desarma lo que parecía seguro
Revela lo que estaba oculto tras muros autoimpuestos
No viene a castigar, sino a liberar. Y muchas veces, lo que libera… primero duele.

El Loco (0/22): El Peregrino del Vacío
Ya lo dijimos antes, pero merece estar en esta lista: El Loco encarna al Trickster en su versión más sagrada. No por engañar, sino por desprenderse del control.
Su sabiduría es la del desapego. Su libertad confunde. Su inocencia no es ignorancia, sino fe profunda.
El Loco no juega el juego…porque sabe que el juego también puede jugarse a través del alma.
La Luna (XVIII): El Espejo Movedizo
La Luna no es el Trickster. Pero a veces lo deja pasar.
Es el velo, la ilusión, el territorio del inconsciente. Y en ese espejo brumoso, el Trickster puede manifestarse como confusión, espejismo o eco deformado.
La Luna nos obliga a mirar más allá de lo obvio, a navegar lo ambiguo, a convivir con la intuición aún sin certezas.
Cuando aparece, el camino no se aclara…pero sí se profundiza.
El Colgado (XII): El Cambio de Perspectiva
A simple vista, El Colgado parece pasivo, incluso sacrificado. Pero hay algo en su entrega que resuena con lo tricksteriano: la inversión radical del punto de vista.
Es una carta que revierte la lógica. Que propone otro ritmo, otro tiempo, otro ángulo.Como un chamán suspendido entre mundos.
No desobedece…pero su obediencia no es sumisión: es la decisión profunda de salir del ego para entrar en el alma.
Sombra, alquimia y caos transformador
Estas cartas no son “malas”. Pero tampoco buscan ser amables. Vienen a revelar lo que no está funcionando, lo que ya no se sostiene, lo que necesita ser transformado.
Son cartas que nos invitan a:
reconocer la sombra sin juzgarla
soltar las certezas que aprietan
permitir que el caos ordene lo que el control había estancado
Son cartas-trickster. Y como el arquetipo que las habita, no quieren obediencia: quieren conciencia.

Cada vez que estas cartas aparecen, algo en nosotras tiembla. Pero también se despierta. Porque el Trickster no quiere destruirte. Quiere liberarte de lo que ya no te permite crecer.
Y a veces, para que una semilla brote, primero tiene que romper su propia cáscara.
En el próximo artículo, vamos a encontrarnos con el Trickster como maestro interior: una fuerza que no solo desarma, sino que enseña a vivir con más verdad. Una energía que, si se escucha, no solo confunde… también inicia.
Preguntas para abrir camino
¿En qué otras cartas (o situaciones de tu vida) te encontraste con la energía del trickster?
Cuando irrumpe, ¿cómo reaccionás: te resistís, te reís, te entregás, te organizás distinto?
Si mirás con calma, ¿podés reconocer un “lo que viene, conviene” en esta etapa? ¿Qué te está liberando?
Recordatorio amoroso: integrar no es justificar. No romantizamos el dolor ni la violencia; elegimos aprender de lo que duele para transformarlo.
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