Imágenes que piensan: la bruja en el arte, del mito al cine
- Lola Cerredelo
- 5 oct
- 3 Min. de lectura

Hay imágenes que no ilustran: piensan. La bruja, cuando aparece en la historia del arte, no sólo adorna un relato: abre un umbral. Nos cita de noche, al borde del camino, para preguntarnos qué hacemos con lo que tememos y con lo que deseamos.
Diosas y hechiceras antiguas: luz en el umbral
Hécate no es “la bruja” de los panfletos tardíos: es señora de cruces y puertas, protectora nocturna con antorchas. Su presencia guarda el paso entre mundos; por eso la tradición la asocia a lo apotropaico (ella puede desvíar el mal). Volver a Hécate es recordar que el oficio del umbral nació como cuidado y no como amenaza.
Circe, hija del sol, domina hierbas y cantos. Transforma, sí, pero su magia no es capricho: es potencia de metamorfosis que desnuda la verdad del viajero. Hermes le pone límite y palabra; la odisea continúa sólo cuando hay trato consciente con el poder.
Medea nos obliga a mirar sin anestesia: genio que cura y hiere, lucidez que no perdona injusticias. Su tragedia no “demoniza” lo femenino; expone el filo donde cuidado y furia se tocan, y nos devuelve la pregunta ética por el uso del saber.

En la Antigüedad, lo “brujo” fue ante todo función liminal (sanación, pasaje, lenguaje con lo invisible). La demonización vendrá después.
Goya: el aquelarre como espejo
Con Goya la bruja se vuelve crítica. En El Aquelarre (1797–98), el macho cabrío preside un teatro de sugestión y miedo; no es costumbrismo pintoresco, es un psicograma colectivo. La obra pertenece hoy al Museo Lázaro Galdiano (Madrid)
Años después, en las Pinturas Negras, El Gran Cabrón (1820–23) nos deja sin coartadas: pared, penumbra, vejez, muerte. No hay “efectos”, hay conciencia. Lo que vemos no son “ellas” haciendo brujerías, sino nosotros edificando superstición y poder sobre cuerpos vulnerables. (La obra está en el Museo del Prado).

Goya usa la brujería para mostrar cómo opera el pánico y cómo se administra socialmente la sombra.
Shakespeare: las hermanas del destino (y la elección)
En Macbeth, las Weird Sisters no fuerzan nada: insinúan, nombran un posible y dejan a la ambición hacer su trabajo. Son dramaturgia del destino: abren un pliegue en el orden y el humano decide. Shakespeare las sitúa en el borde del género y del discurso: fuera de norma, dentro del alma.
La bruja no te obliga; te muestra. La responsabilidad es de quien escucha.
Cine reciente: cuando lo íntimo reabre la historia
En The Witch (2015/16, A24), Robert Eggers prescinde de pirotecnia: familia, granja, bosque, lengua bíblica. La bruja deja de ser monstruo externo para volver a ser límite, creencia, deseo, culpa. Es una película de iniciación: ¿qué pasa cuando el miedo se sienta a la mesa?
Cómo mirar estas imágenes hoy (guía breve)
Buscá el umbral. Hécate enseña que la bruja aparece donde un orden termina y otro asoma. Encyclopedia Britannica
Leé la ambivalencia. Circe/Medea no son “buenas/malas”: son el poder tal como es, según la conciencia que lo use. Encyclopedia Britannica+1
Mirate en el espejo. En Goya, el aquelarre habla menos de magia y más de pánico social. Fundación Goya en Aragón
Atendé la performatividad. En Shakespeare y en el cine, la bruja activa decisiones: el símbolo pregunta, vos respondés.
Si estas imágenes te movieron, abrí el mazo conmigo.
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